Nuestro compañero Manolo Fajardo se jubila y hemos tenido la suerte de despedirlo, en su último día de trabajo, en nuestra escuela... 
Él nos deja unas palabritas para todos y todas sus compañeras de la Fundación...

MI ÚLTIMO DÍA DE TRABAJO

El jueves día 11 de Octubre a las 16:30 horas, terminaba mi jornada de trabajo en la Escuela Infantil Belén. Era mi último día de trabajo después de 30 años en la misma empresa, antes Patronato Municipal de Educación Infantil, ahora Fundación Granada Educa.

El 17 de abril de 1982 comencé a trabajar como cocinero en la Escuela Infantil Duende, donde he estado aproximadamente 27 años. Durante estos años, he tenido el privilegio de disfrutar de la etapa más bonita de la infancia, la etapa de 1 a 6 años. 

Han sido muchas comidas, muchas dietas y mucho el cariño que hemos tratado de poner en todo lo que hacíamos. Siempre fui recompensado con el cariño de los niños; me viene a la mente la sonrisa de estos niños cuando aparecían por la cocina y me decían “¡qué rico está, Manolo!”.

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Todo llega, también la pre jubilación  El 17 de septiembre de 2009, cuando tenía 62 años inicié esta nueva etapa. Durante 3 años he estado vinculado a la empresa cumpliendo con las horas que me correspondían según lo estipulado. En este tiempo he pasado por todas las escuelas sustituyendo en la cocina.

En la Escuela Belén es donde terminé mi último día, ¡qué largo se me hizo!, que oleadas de recuerdos venían a mi mente: recordaba perfectamente el primer trabajo, hace 49 años, cuando con 14 años empecé a trabajar en una bodega como “fregantín”, que era el oficio del que fregaba los vasos; la bodega estaba ubicada en la calle Lepanto, justo detrás del Ayuntamiento de Granada. Ganaba 25 pesetas al día. Me pagaban por semanas, por lo que ganaba 175 pesetas a la semana. ¡Qué duro se me hacia el Invierno!, ¡aquel agua tan fresquita!, sin calentador, ni de butano, ni eléctrico. Mis manos eran un poema, llenas de sabañones…¡cómo me picaban! Allí estuve dos años; fue una etapa que me sirvió para “endurecerme”, ya que mi vida laboral no había hecho nada más que empezar. A partir de aquí, elegí lo que me gustaba y cambié de trabajo para formarme como cocinero. Fue en un restaurante, como pinche de cocina.

Durante varios años fui cambiando de empresas, pasando por hoteles y restaurantes, siempre trabajando en la cocina. Lo hacía unas veces para formarme, otras para mejorar mis condiciones laborales.

Como cuenta la historia, “la vida sigue y sigue”, y con 34 años recién cumplidos, casado y con 2 hijos, me enteré por la radio que el Ayuntamiento de Granada ofertaba una plaza en cocina para la Escuela Duende. Aporté todo aquello que pedían... pero realmente no tenía esperanzas por la plaza porque siempre se decía que si no conocías a nadie lo tenías negro…. tengo que decir que ya no creo en ese bulo, porque después de varias pruebas, conseguí la plaza. Siempre me he sentido afortunado por este regalo que la vida me ha dado. Cuando uno ha pasado por tantos trabajos, sabe valorar este privilegio.

También me venía a la mente, en este último día de trabajo, la relación que ha existido durante este tiempo con todos mis compañeros, con los niños y con sus padres ¡Cuántos buenos momentos hemos vivido juntos!

Gracias a todo el colectivo de compañeras y compañeros de la Fundación Granada Educa, por el buen trato que siempre he recibido de vosotros.

Os deseo que lleguéis a la jubilación con la misma armonía y satisfacción que yo tengo.
¡Gracias de todo corazón!
Un abrazo, vuestro amigo para siempre,
Granada a 11 de octubre de 2012
Manolo Fajardo

 

Nosotros también te deseamos todo lo mejor y que sigas disfrutando de todos tus días, con esa actitud tan positiva que te caracteriza...y sabes muy bien que te esperamos  (eso sí... ¡de visita! ).