El vuelo cómplice de la palabra
De nuevo un momento mágico se ha logrado en el rápido transcurrir del curso. Llega la primavera y nos vuelve a sorprender el placer íntimo que se logra a través de la palabra engarzada a la armonía y belleza del poema.
Un homenaje colectivo al placer de regalar a los otros aquellas lecturas que nos gustan y remueven sutiles mecanismos afectivos.
Superando los ruidos externos, las prisas organizativas sobre la marcha, las obligaciones cotidianas de los adultos, se ha logrado de nuevo una burbuja de pequeños momentos que dan alimento a nuestra esencia más humana.
Superando los ruidos externos, las prisas organizativas sobre la marcha, las obligaciones cotidianas de los adultos, se ha logrado de nuevo una burbuja de pequeños momentos que dan alimento a nuestra esencia más humana.
Esas pequeñas cosas, como dice la canción, que aparecen y se pueden observar a través de la sensibilidad del objetivo que maneja Juan: el sutil gesto corporal que implica al padre con la hija para superar sus mutuas timideces, la mirada de la madre al hijo construyendo unos lazos recíprocos en el hacer juntos, el placer del hermano mayor de unir su potente presente con el feliz pasado, la abuela que transmite el placer de lo vivido en la dulzura que insufla a la nieta, los susurros al oído que abonan la intimidad...
Disfrutemos de nuevo estos momentos. Pincha en la imagen.
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