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Un clima amable, eso buscaban nuestros antepasados, una primavera eterna que les abasteciera de alimento, de caza, de ésos grandes animales que evocaban en sus creaciones rupestres.
Y nos pusimos manos a la obra, con elementos de la naturaleza fabricamos nuestros pigmentos, tierra roja, agua, piedras y carbón fueron nuestros aliados:
Usamos las ramas de los árboles y nuestras propias manos como pinceles y con la ayuda de los prehistóricos progenitores conseguimos plasmar nuestras manos pulverizando pintura sobre ellas.
En palabras de nuestra maga-guía allá por el territorio de Belén, Begoña:
"Los padres se han volcado con sus pequeños y han participado como “enanos”. Para mi ha sido un placer y muy gratificante poder compartir uno de nuestros talleres con todos ellos.
Hemos aprendido que no hace falta mucho material para crear, para pasar un rato con nuestros hijos compartiendo lo más valioso que les podemos dar, nuestro tiempo. Ellos nos aportan frescura, creatividad, ternura, cariño, todo aquello que las prisas del día a día no nos dejan disfrutar.
Ya estoy deseando que llegue el miércoles que viene y volver con un nuevo taller.
Sólo me queda decir, gracias por la magnífica participación. Un beso a todos."
Estamos preparadísimos para el próximo: El retrato. "Mirarte", ¿te apuntas? ¡allí te esperamos!
Gracias Silvia por tus creativas propuestas y tu generosa participación en la escuela... generar momentos de encuentro compartiendo un quehacer común, creando y expresando juntos... es el mejor regalo para fortalecer vínculos y sentirnos comunidad, escuela... y, doy fé -por mi nieta, que no se quiere perder ninguna de tus propuestas- de que realmente se pasa muy bien. Memes
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